miércoles, 8 de septiembre de 2010

Aún canto bajo la lluvia


La noche en toda su magnificencia trajo su misterio cubriéndonos con su lúgubre manto, y la soledad sin saber muy bien cómo, fue precipitándose por los abismos y la confusión que en nosotros abundaba. Fuimos enmudecidos por las pálidas maravillas que la noche nos ofrecía, con el estoicismo tal vez, de el que tiene por cómplice a la vida...

La frescura predominante en aquel invierno desaparecía al igual que la torpe paciencia de los que han tenido por testigo años de dilección en estado puro. Por miedo a turbar la realidad existente hasta el momento, nosotros indecisos, fuimos poseídos lentamente por el desasosiego de los años, por el desacierto de la ubicación de nuestras manos en busca de un lugar cálido y grato.

Las miradas manifestaban lo que los labios no se atrevían a pronunciar por miedo a errar; las manos, con su típica torpeza levitaban sobres cuerpos desabrigados bajo el fulgor de una luna, a veces resplandeciente cuando las nubes no la acechaban.

Nos encontramos hablando de mil cosas, de trágicos sucesos que habíamos experimentado en nuestros corazones, de hechos fundamentales… Sus palabras, tan distintas y sustanciales de su persona, fueron grabadas a fuego lento en mi ser, indicio de la demencia que nos fue brindada desde entonces…

Y ocurrió que la lluvia que caía mansa sobre nuestras cabezas fue suspendida en el aire, el hálito de la brisa nocturna se ausentó por completo, las aves noctívagas se desprendieron de su vuelo, miles de personas detuvieron su paso frenético en mitad de las aceras, y todo aquello, para atestiguar nuestras posibles sombras fugitivas agazapadas una sobre la otra, preparadas para dar paso a aquel beso ya emergido, una vez censurado el recelo de nuestra soledad…

Enero puede ser todo una conquista…o una profunda pérdida.

Casandra

http://www.youtube.com/watch?v=rmCpOKtN8ME

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