jueves, 18 de febrero de 2010

La Sombra del Recuerdo...

Quizá os haya pasado en alguna ocasión. Quizá alguna vez caminando por la calle os pareció ver entre el tumulto de la gente a una persona a la que amaron hace mucho tiempo. Apenas fue un instante, un breve destello de luz, lo suficiente como para dejar una quemadura en la retina y en el alma, lo suficiente como para dejarte paralizada en mitad de la acera sintiéndote a contracorriente de todo.

Sin saber muy bien qué hacer o qué decir se le llena a una la cabeza de recuerdos. El caso es que no estás segura de que se trate de esa persona porque primero fue, como bien he dicho, un breve instante, y en segundo lugar, porque hace tanto tiempo desde la última vez que os visteis que todos hemos cambiado en este tiempo y tú también aunque a veces te niegues a reconocerlo, y está bien que así sea.

El caso es que entonces una queda dudando en mitad de la acera, pensando si no será que una confunde la realidad con el deseo. Quizá sí se trata de esa persona, pero tal vez no, a lo mejor una lo desea tanto que lo inventa entre la gente, desapareciendo y apareciendo, apareciendo y desapareciendo.

Y no digo que quedara algo urgente por decir, algo pendiente. Quizá no sea eso, quizá sea un simple deseo inconsciente y una solo quiere encontrarse con él para decirle cualquier tontería. Quizá para recuperar un retazo de aquellos tiempos en los que éramos eternos e invulnerables, quizá solo para decir:
“¿Qué ha sido de ti en todo este tiempo? ¿Qué fue de nosotros? ¿Qué ha sido de mí…?

jueves, 4 de febrero de 2010

El ultimo abrazo...


Lo vi de lejos, y observé que se acercaba cada vez más…aunque aquella situación era totalmente diferente. Ahora el cielo se tornaba gris sobre nuestras cabezas, ya no brotaban de sus ojos aquel brillo nacido de una ilusión, aquella sonrisa contagiosa y a la vez, encantadora.

De sus labios salpicaron palabras sin sentimiento, hablar por hablar nada más. “ Pero como me puedes echar de menos…?” – me preguntaba.

Silencio.

Me abrazó, pero esta vez por pena probablemente… y mientras mis lagrimas brotaban haciendo todo lo posible para escapar de mis ojos, comprendí que aquel seria nuestro último abrazo… Seco, sin el sentimiento que hace meses nos inundó…

Después de aquello me limite a bajar la mirada y escapé con paso rápido, aun con el aroma de su cuerpo impregnado a mi piel…
Pues bien sabes que nunca me gustó que me vieras llorar.

Casandra