La frescura predominante en aquel invierno desaparecía al igual que la torpe paciencia de los que han tenido por testigo años de dilección en estado puro. Por miedo a turbar la realidad existente hasta el momento, nosotros indecisos, fuimos poseídos lentamente por el desasosiego de los años, por el desacierto de la ubicación de nuestras manos en busca de un lugar cálido y grato. Las miradas manifestaban lo que los labios no se atrevían a pronunciar por miedo a errar; las manos, con su típica torpeza levitaban sobres cuerpos desabrigados bajo el fulgor de una luna, a veces resplandeciente cuando las nubes no la acechaban.
Nos encontramos hablando de mil cosas, de trágicos sucesos que habíamos experimentado en nuestros corazones, de hechos fundamentales… Y sus palabras, tan distintas y sustanciales de su persona, fueron grabadas a fuego lento en mi ser, indicio de la demencia que nos fue brindada desde entonces…Y ocurrió que la lluvia que caía mansa sobre nuestras cabezas fue suspendida en el aire, el hálito de la brisa nocturna se ausentó por completo, las aves noctívagas se desprendieron de su vuelo, miles de personas detuvieron su paso frenético en mitad de las aceras, y todo aquello, para atestiguar nuestras posibles sombras fugitivas agazapadas una sobre la otra, preparadas para dar paso a aquel beso ya emergido, una vez censurado el recelo de nuestra soledad…
Enero puede ser todo una conquista…o una profunda pérdida.
Casandra
http://www.youtube.com/watch?v=rmCpOKtN8ME
Cuanto tiempo sin verte por aquí... Tranquila, la entrada lo perdona todo.
ResponderEliminarMargarita Durras “Ningún amor en el mundo puede ocupar el lugar del amor”
ResponderEliminarNo dejes nunca de escribir. Le he echado un vistazo a tu blog y está muy bien. Espero que la lectura, o más bien en este caso la escritura, sea el principio de una bonita amistad. Un abrazo, Fran J. Marber.
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